Le regalé el Principito y él me leyó "Sokusu no yakusoku", o "La Promesa de Sokusu", sobre un perrito.
miércoles, 29 de octubre de 2008
Vueltecita
Ayer vi a Hiro. Comimos "Italiano" en Mykal. En realidad, la comida en Japón me sabe igual aunque sea italiana. Platicamos de mi impresión de Japón y de la suya sobre los extranjeros que quieren vivir y trabajar aquí. Nos tomamos fotos Japo para enviarle a la China y a Héctor por su cumple y después me trajo en su moto de regreso a casa. La placa: 1974, ¡ja!
lunes, 27 de octubre de 2008
Tomodachi
El domingo por fin conocí las famosas puertas de Kyoto. Me encanta el naranja contrastado con negro y la repetición, repetición, repetición...
En la noche, cena en Osaka con Kitagawa, Fukagawa, Anna, Tada, Beto, Shina y Aow. Takusan nihongo o hanashimashita. ¡Me sorprendieron con regalitos de Doraemon!
lunes, 20 de octubre de 2008
Getsu
Este día Doraemon me acompañó a la escuela. La gente me saluda en el tren y me sonríe al verlo, sobre todo los niños, que gritan "¡Dora chan!".
Al Sensei le gustaron las propuestas de joyería. Ahora voy a hacer los prototipos en papel. También fui a la tienda donde compré mis super lentes de sol. Como se les lastimó una pata, me dieron unos nuevos, subarashii!
domingo, 19 de octubre de 2008
La moto es la neta
Domingo, dimanche, nichiyoubi... día de motocicleta. Salimos Elena y yo con los amigos motociclistas en un grupo de 17 motocicletas: una Vespa, varias Yamaha, Kawazaki, Honda CBR y ¡una Hayabuza! Paseamos por el campo y las montañas, hasta un lugar que se llama "Nose". Sí, así se llama.
Lo primero que haré en México es abrazar a mi familia. Lo segundo, comer unos tacos. Lo tercero, treparme a una moto!!!!!!
Hikone
El sábado fue día de recorrer el Biwa. Llegué hasta Nagahama, que es una ciudad donde hay muchas artesanías de todos tipos, sobre todo vidrio. Me tocó de suerte que había un festival de Kimonos, así que tomé muchísimas fotos.
Después fui a Hikone, que tiene un castillo que no me impresionó como el de Himeji. En fin. El atardecer estuvo chido desde las alturas, sobre el lago Biwa. De regreso conocí a unas niñas que se enamoraron de Doraemon.
Kobe encore
El viernes fue otra vez día de Kobe, aprovechando que tengo un pase de JR que Beto me regaló. Domo! Ésta es una ciudad que no me aburre y me doy cuenta de que me gustan las grandes ciudades. Quizá es mi favorita después de Tokyo. Caminé por la bahía, por la zona de compras y después me quedé horas haciendo un estudio de campo en Daimaru, las famosas tiendas departamentales. Me probé varias juegos de joyería con el fin de observar cómo se sienten al contacto con la piel, cómo combinan con otras piezas y demás cualidades. Es impresionante que un objeto pueda hacer sentir algo. Con varias cosas me sucedió que ya no me las quería quitar de encima. Los japoneses tienen diseños maravillosos en todo lo que sea moda: zapatos, ropa, joyería, bolsas.
El atardecer fue desde el puente más largo de Japón, con un pastelito.
En la noche, volví a ver Amélie y me sentí completamente aludida.
jueves, 16 de octubre de 2008
Kobe
Kobe es un puerto muy importante de Japón. Hoy fui por segunda ocasión, acompañada de Doraemon. Pasé todo el día en la biblioteca del Fashion Museum, revisando libros y revistas sobre moda, joyería y Klimt. También vi un DVD de Marc Jacobs que me inspiró mucho porque refleja la pasión que este diseñador siente por su trabajo.
La cena fue en el barrio chino, con Beto San. Él es serpiente y yo tigre. Doraemon es rata.
miércoles, 15 de octubre de 2008
Tsuki
Hoy brilla la luna llena en Osaka. Fui a verla desde el lago con Beto, mientras hablábamos de la maravillosa experiencia que ha sido vivir en Japón.
De regreso, alcancé el final de "American Beauty", donde él habla de lo que ha sido su vida y los momentos importantes.
Hoy tuve un afortunado reencuentro. Por andar corriendo, abrí mi cangurera sin cuidado y después de mucho tiempo me di cuenta de que ya no traía mi pluma de colores, que es mi favorita. Me regresé a buscarla y a preguntar en la estación. Volví al punto de partida y cuando pensé que ya la había perdido, lo cual no dejaba de sorprenderme porque en Japón no se pierde nada- me asomé a las vías del tren y allí estaba, escondida. El señor de la estación muy amable la sacó para mí.
Me voy a dormir con Doraemon y Subarashii. Oyasuminasai!
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